

Cinco jueces del Tribunal Supremo de Estados Unidos permitieron esta mañana la entrada en vigor de la Prohibición Musulmana de Trump, negándose a reconocer la Orden como lo que claramente es: islamofobia apenas disimulada al servicio de cínicos fines políticos.
El desprecio del Presidente por aquellos cuyo color de piel y religión son diferentes a los suyos es palpable, traiciona los principios fundacionales de nuestro país y tiene consecuencias devastadoras en el mundo real, tanto en el interior como en el exterior. Pero esta lucha está lejos de haber terminado. Podemos seguir -y seguiremos- oponiéndonos a estas viles políticas, tanto en los tribunales como fuera de ellos.