Por Sandra Johnson, organizadora de Fair Chance en Legal Aid at Work
Como persona que estuvo encarcelada durante 15 años, el encarcelamiento ha afectado enormemente a mi familia. Mi hermano acaba de ser puesto en libertad tras cumplir 44 años de condena y mi hermana menor también pasó algún tiempo en prisión. Todos y cada uno de nosotros teníamos que pedir un par de dólares a nuestra madre sólo para comprar artículos básicos en el comedor, como pasta de dientes, desodorante y otros artículos de primera necesidad.
No teníamos dinero; éramos básicamente pobres. Pero mi madre sacaba todo lo que podía de sus finanzas para mantenernos. ¿Te imaginas estar en la cárcel y no tener a nadie que te mantenga? Eso me hizo apreciar mucho a mi madre por lo que había hecho por mí y mis hermanos.
Normalmente, los artículos de comedor se compran sobre todo de los bolsillos de los que están fuera y mantienen a sus seres queridos encarcelados. Actualmente, hay un sobreprecio del 65%, por lo que muchos de los que están encarcelados no pueden permitirse estos artículos, ya que los salarios son muy bajos cuando se trabaja dentro de la prisión. Con este recargo, no podría cuidar de mí mismo porque el dinero que te pagan dentro es muy bajo.
A menudo hay casos en los que las personas encarceladas deben restitución o compensación a las víctimas. Lo que esto significa es que el sistema penitenciario te quita dinero de tu número de paga, si tienes la suerte de tener uno. Un número de paga es un trabajo que te paga poco o nada. Por ejemplo, si trabajara haciendo la colada, podría ganar entre 8 y 31 céntimos por hora. Una vez que obtienes un número de pago, pueden descontarte el 55% de la restitución que te deben.
Durante el tiempo que estuve dentro, mi madre me enviaba dinero para comprar artículos básicos y comida. Cuando entré por primera vez, tuve que pasar por un largo proceso antes de poder comprar artículos de la cantina, así que no pude comprar nada de inmediato. Algunas noches tuve que pasar hambre porque la comida que se servía no era ni suficiente ni nutritiva.
Por eso es importante que se apruebe el proyecto de ley SB 474. Este proyecto de ley es importante para mí porque la gente no se da cuenta de que el dinero que se gasta en artículos de comedor suele salir de los bolsillos de los seres queridos que están fuera. Si se aprueba este proyecto de ley y se reducen los artículos de comedor, las familias que ya están luchando por vivir de cheque en cheque no tendrían que añadir esa carga para mantener a sus seres queridos encarcelados.
A veces, a menudo olvidamos que las personas encarceladas también son trabajadores que son explotados y ganan poco o nada en absoluto. Y una vez que salen, su historial de condenas puede limitarles para ser empleados o no pueden trabajar en absoluto, a pesar de hacer el mismo trabajo mientras están encarcelados. Afortunadamente, ahora existe la Ley de Oportunidad Justa de California, que protege a los solicitantes de empleo de la discriminación por sus antecedentes penales.
Antes y después de salir, tuve la suerte de unirme a un programa para trabajar en la curación de mi trauma, el dolor y la pérdida. Entonces me involucré y me apasioné por hacer cambios en el sistema penitenciario. Actualmente soy parte de la Coalición de California para las Mujeres Presas, anteriormente trabajé para Root and Rebound, donde fui su coordinadora de prisiones para ayudar a las personas a reinsertarse en la sociedad, y ahora soy una organizadora de Fair Chance con Legal Aid at Work para centrarme en las políticas para que las personas afectadas tengan un futuro mejor y no sean una carga por su pasado.
SB 474 ayudará a las comunidades que están más afectadas por la pobreza y no será una carga financiera para las familias. El Estado de California no debería aumentar los precios de los artículos básicos porque son artículos que la gente necesita usar todos los días. Ninguna familia debe luchar por mantener a sus seres queridos que están dentro mientras ya viven de cheque en cheque como lo hizo mi madre.